El dinero no solo es un medio de intercambio, sino que también está cargado de emociones.
Se habla mucho de Inteligencia Financiera pero poco de Inteligencia Emocional. Sabemos hacer balances financieros, hojas de Ingresos y Gastos, pero ¿cuidas tus emociones respecto al dinero? ¿sabes gestionar las situaciones de estres, dudas, miedo? Ahí es donde entra la Inteligencia Emocional
En nuestro día a día es demasiado recurrente convivir con la ansiedad, el miedo, la culpa,… y sino sabes gestionarlas, te lleva a bajar el sistema inmune, a ser menos creativos y a vivir en definitiva en modo supervivencia.
Por ejemplo, la ansiedad puede llevarnos a tomar decisiones impulsivas, rápidas, sin meditar,…, mientras que la culpa puede mantenernos atrapados en patrones de gasto poco saludables, a sostener relaciones tóxicas que creemos que necesitamos, cuando realmente hay otro camino.
Lo primero para cambiar esta dinámica es reconocer nuestras emociones predominantes y la forma en la que están conduciendo nuestra vida en la dirección que no queremos.
Lo segundo es dedicar tiempo al autoconocimiento y tener herramientas para reducir estas emociones en momentos difíciles, aprendiendo poco a poco a gestionarlas para mantenerlas bajo control.
Quiero que por un momento tomes conciencia y respondas a estas preguntas de cómo te están influyendo:
¿cual es la predominante en tu vida?
¿en qué momento toma el poder?
¿estás haciendo algo para rebajar esta sensación o para autogestionarla?
Te invito a parar y probar alguna acción concreta. Una simple canción o una meditación pueden darte este espacio de conectar con la emoción, dejarla salir y comenzar a liberarla.
Nosotros usamos en nuestro Servicio Personalizado propuestas de meditación, hipnosis, ejercicio o baile, para profundizar en ellas, sacarlas a la luz y comenzar a sanarla.
Por supuesto que es posible aprender deliberadamente a tenerlas bajo control y comenzar a Elegir sin que dominen nuestra vida.
Pequeñas preguntas y pequeñas acciones, tienen un gran poder de cambiar tu vida, si te atreves a probar.
Te dejo reflexionando.
Un abrazo,
David y Eva
